Girasoles y Azules

23 Marzo 2025

Hoy, 28 de diciembre de 2024 durante nuestra rutina cafetera de fin de semana, llegamos a la conclusión de que, sin elegir colores, no podíamos definir nada subsiguiente.

La pregunta de Two Sugars había sido: “¿Qué imágenes pondríamos en la página y las invitaciones? Me gusta que parezcan acuarelas”.

A lo que respondí: para saber qué imágenes, necesitamos saber qué colores, y esos colores los tenemos que definir.

¿Qué página? La página web que queremos armar para tener toda la información en un mismo lugar, donde queremos subir nuestro newsletter y hacer partícipes a todos nuestros invitados.

Volviendo a los colores, me había dicho a mí misma que me lo iba a tomar con calma, que dejaría detalles sin desmenuzar y que “fluiría con la corriente”. Hasta que 2S me dijo: “Los colores del *ferry”, y con una mueca le respondí que no quería hacer de Australia nuestra entera personalidad. Pero los colores quedaron ahí, en el tintero, para seguir creando.

Amarillo y verde. El amarillo me inspira, es el color de los girasoles, una flor que busca el sol, que busca lo brillante. Admirando (o no) el horizonte de concreto —pues no habíamos elegido el café más pintoresco—, con ojos que buscaban imágenes en la imaginación, 2S verbalizó lo que estaba pasando en mi cabeza: “¿Y si usamos una foto del campo?”. Pajonales se había teñido de amarillo con una plantación de girasoles tan inmensa como nunca antes había visto.

Así fue que, en esta mañana de sábado con café de por medio, decidimos que los colores serían amarillo y verde, las flores, girasoles, y que tendríamos una imagen escurridiza de Pajonales como parte de nuestro día. ¡Gana el que la encuentre primero!

Pero, sin confesarle a 2S, en el fondo de mis retinas seguía apareciendo el azul, celeste, y no podía evitar querer ese color en nuestro casamiento.

Amalfi, limones y cerámica. Pienso en cómo describirles lo que me generan estos colores y este lugar, y mi cadera empieza a bailar, mis hombros van al vaivén de música italiana. Con música italiana me refiero desde Torna a Surriento hasta That’s Amore e infinitas más que simplemente harían la playlist perfecta.

El celeste, al compás de las olas mediterráneas, crujientes, frescas.

El amarillo, entonando como el sol europeo tostando la piel. Si el color fuese una emoción, sería esa: la de sentir el sol en la piel. Eso es lo que me generan estos colores.

Two Sugars, reticente, tardó en dejarse convencer. Porque… chicos, azul y amarillo = BOOOCA, BOOCAA. Y me rehusaba. (Risas).

Me rehusaba a que lo asociaran con Boca, pero no podía evitar estar encantada por esos colores.

¿Cómo podía explicarle a este hombre que los colores que pincelaban mi imaginación estaban muy lejos de esa referencia? Claro, las palabras son mi herramienta. Pero la de él, las imágenes. Como buen taurino, todo le entra por los ojos. ¿Cómo hago para describirle lo que ve mi imaginación?

¡Eureka! Armé un collage de fotos: algunas de mi viaje a la Costa Amalfitana, otras de Instagram y algunas hechas con IA. ¡Bingo! Two Sugars compró. Lo hice viajar a Italia con dos o tres imágenes, vio las mesas de otro casamiento, la puesta en escena y le encantó. Hasta se olvidó de que Boca quedó fuera de la Libertadores.

*ferry: es un medio de transporte característico de la zona en la que vivimos. Un barco colectivo que te lleva hasta la Ópera y el microcentro de Sídney. Nos lo tomamos todos los días para ir a trabajar. Sus colores emblemáticos son el verde y amarillo.

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Un cubo negro y un lugar de renombre